Si a temprana edad se habitúa a los niños a la modestia en la vestimenta, ellos mismos la sostendrán como la norma en sus vidas.
El tener conciencia de Dios como el único Ser Supremo, trabajará en los niños como un freno a la maldad, inspirándolos a la reverencia a Dios.
Para que los hijos honren a sus padres, se requiere primeramente la visión de la importancia de esto junto con la determinación para producirlo, cueste lo que cueste.
Es necesario que logremos que nuestros hijos entiendan desde su temprana edad que existe solo una cabeza en el hogar.
En el tiempo en el cual vivimos necesitamos ser padres con autoridad moral, que con solo nuestra presencia logremos frenar el mal en nuestros hijos; y alentarlos a que se esfuercen a hacer el bien.

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