II Parte de los mensajes bajo el tema:
La única Solución al gran dilema de la humanidad.
Todo pecado cometido por el ser humano, tiene su origen en el espíritu carnal, el cual es un espíritu totalmente contrario a Dios.
El individuo sabe lo que es bueno pero incurre en lo malo, porque este espíritu es su naturaleza y es más poderoso que él.
El gran problema del hombre es el pecado.
Cristo no solo vino para limpiar nuestros pecados sino también para librarnos del poder de la naturaleza carnal que es la raíz de todo pecado.
Dios es justo y no pediría al hombre hacer algo imposible y es la voluntad de Dios que podamos vivir una vida pura.
Para que esto sea una realidad, es necesario no solo regocijarse en una experiencia de salvación estando solamente justificados, sino que se realice la segunda obra de gracia, la santificación, es decir la llenura del Espíritu Santo; entonces se tendrá la experiencia completa de salvación con la que se logra vivir una vida victoriosa sobre el pecado.
Dios desea remover la naturaleza carnal
El problema del hombre se resuelve cuando este se arrepiente y le pide perdón a Dios por sus pecados, Dios lo perdona por sus pecados pasados, lo limpia y lo constituye en una persona justa. En otras palabras, Dios ve al individuo como si nunca hubiese pecado.
Pero, a pesar de haberlo hecho justo y limpio, permanece la naturaleza carnal o de pecado en la vida del individuo.
Esa es solo una parte de la obra.
Pero la otra parte es la limpieza del espiritual carnal, la total remoción de la naturaleza carnal.
Y en reemplazo de esta remoción, Dios coloca la naturaleza divina en el hombre, lo cual lo hará andar en sus caminos y preceptos. En esto consiste la obra completa de salvación.
La experiencia de salvación al cual Dios nos ha llamado, no consiste en una serie de reglas y ordenes que el hombre tiene que seguir a la fuerza.
Si bien vivimos en un mundo lleno de guerras, enfermedades, dificultades económicas y sociales, el problema del hombre es realmente el pecado.
Y en la medida que sea resuelto por medio de la aceptación de a verdad de Dios, el hombre será libre.
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