A lo largo de los evangelios, vemos cómo un encuentro con Jesús lo cambia todo. Su presencia, sus palabras, su compasión y su autoridad transformaron radicalmente las vidas de quienes se cruzaron con Él. Los personajes bíblicos que tuvieron un nuevo comienzo no solo experimentaron un cambio personal, sino que también dejaron un legado imborrable en la historia del cristianismo. En este artículo, exploraremos a seis personajes que tuvieron encuentro con Jesús, y cómo ese momento definió su vida para siempre.
Mateo, el publicano rechazado que se convirtió en apóstol
Mateo, también llamado Leví, era un cobrador de impuestos, un oficio despreciado por los judíos por su relación con los romanos y la corrupción común de su gremio. Su encuentro con Jesús está registrado en Mateo 9:9:
“Jesús vio a un hombre llamado Mateo sentado en el banco de los tributos públicos, y le dijo: ‘Sígueme.’ Y se levantó y le siguió.”
Ese breve llamado marcó el inicio de una nueva vida. Mateo dejó todo para seguir a Cristo. Más adelante, escribió el Evangelio que lleva su nombre, y según la tradición cristiana primitiva, predicó en Etiopía y otras regiones.
Fuentes históricas, como los escritos de Clemente de Alejandría y otros padres de la iglesia, afirman que fue martirizado por su fe, probablemente asesinado con una espada en el norte de África. Así terminó la vida de uno de los personajes en la Biblia que tuvieron un encuentro con Jesús y respondieron con obediencia total.
La mujer samaritana: del rechazo social al testimonio poderoso
Una de las mujeres que tuvieron un encuentro con Jesús fue la mujer samaritana en el pozo de Jacob (Juan 4:1–42). En ese encuentro con Jesús, Él le revela su pasado y le ofrece “agua viva”.
“El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás…” (Juan 4:14)
Este momento no solo transforma su percepción de sí misma, sino que la convierte en una evangelista espontánea. Ella corre al pueblo a contarles:
“Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.” (Juan 4:29)
El resultado: muchos creyeron en Jesús por su testimonio. Su historia es una prueba clara de que un verdadero encuentro con Jesús transforma de tal manera, que el cambio no se puede ocultar.
Pedro, Santiago y Juan: del mar a la misión
Tres de los apóstoles más influyentes en la historia cristiana tuvieron un inicio común: eran pescadores. Pero su llamado fue extraordinario. Jesús los encuentra trabajando y les dice:
“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.” (Mateo 4:19)
Ese fue un encuentro con Jesús que marcó sus vidas. Pedro, impulsivo y apasionado, llegó a negar a Jesús, pero también fue restaurado (Juan 21) y se convirtió en líder de la iglesia en Jerusalén. La historia eclesiástica señala que Pedro fue crucificado cabeza abajo en Roma, por petición propia, ya que no se consideraba digno de morir como su Señor.
Santiago, hijo de Zebedeo, fue el primer apóstol en morir como mártir, decapitado por orden de Herodes Agripa I (Hechos 12:1–2). Su muerte muestra que el precio de seguir a Cristo puede ser la vida misma.
Juan, el discípulo amado, escribió el Evangelio de Juan, tres epístolas y el libro de Apocalipsis. Aunque fue perseguido, exiliado a la isla de Patmos (Apocalipsis 1:9), se cree que murió de anciano, siendo el único de los doce apóstoles que murió por causas naturales. El impacto de Juan sigue hasta hoy, porque su legado escrito alimenta la fe de millones.
Estos tres hombres, que comenzaron como pescadores comunes, fueron personajes que tuvieron encuentro con Jesús y que convirtieron ese llamado en una vida de servicio, testimonio y sacrificio.
Zaqueo, el jefe de los publicanos: de codicioso excluido a generoso restaurador
Otro de los personajes en la Biblia que tuvieron un encuentro con Jesús fue Zaqueo. Era jefe de publicanos y muy rico, pero socialmente despreciado. Su historia aparece en Lucas 19:1–10. Movido por la curiosidad, se sube a un árbol para ver a Jesús. Lo que sigue es extraordinario:
“Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.” (Lucas 19:5)
En su casa, Zaqueo se arrepiente públicamente:
“He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.” (Lucas 19:8)
El encuentro con Jesús debe llevar al arrepentimiento genuino. Zaqueo no solo creyó, sino que hizo restitución. Su vida demuestra que un verdadero encuentro con Jesús toca el corazón y las acciones.
La mujer sorprendida en adulterio: de condenada por la ley a restaurada por la gracia
En Juan 8:1–11, encontramos a una de las mujeres que tuvieron un encuentro con Jesús más memorables. Acusada por los fariseos y lista para ser apedreada, es traída ante Jesús.
Después de escribir en tierra y confrontar a los acusadores, Jesús le dice:
“Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” (Juan 8:11)
Aquí, el encuentro con Jesús no solo evita su ejecución, sino que le ofrece una nueva vida. Él no minimiza su pecado, pero le da libertad con responsabilidad. Es un claro ejemplo de personas de la Biblia que tuvieron un encuentro con Jesús y recibieron gracia transformadora.
El endemoniado gadareno: de esclavo de la oscuridad a mensajero de la luz
En Marcos 5:1–20, Jesús se encuentra con un hombre poseído por una legión de demonios, aislado, violento y desfigurado.
Después de liberar al hombre, los demonios entran en una piara de cerdos que se lanza al mar. La transformación es tan evidente que la gente queda atónita:
“… sentado, vestido, y en su juicio cabal…” (Marcos 5:15)
El hombre desea seguir a Jesús, pero el Maestro lo envía como misionero a su propia región. Así se convierte en uno de los primeros predicadores en Decápolis. Aunque no hay datos históricos sobre su final, el testimonio bíblico muestra que fue el primer evangelista gentil de la región, evidenciando que un encuentro con Jesús lo cambia todo, incluso para los más marginados.
María Magdalena: de liberada del tormento a fiel seguidora del Maestro
Entre las mujeres que tuvieron un encuentro con Jesús, María Magdalena se destaca. Según Lucas 8:2, Jesús expulsó de ella siete demonios. Luego de ese encuentro con Jesús, ella lo siguió fielmente, incluso hasta la cruz, cuando muchos huyeron.
Fue la primera persona en ver al Cristo resucitado (Juan 20:11–18) y en anunciar su resurrección. Esto resalta que Jesús dignificó a la mujer en una cultura que solía excluirla. Su vida es otro ejemplo de cómo un verdadero encuentro con Jesús transforma para siempre.
El apóstol Pablo: de perseguidor a perseguido
Saulo de Tarso es uno de los personajes bíblicos que tuvieron un nuevo comienzo más dramáticos. Su encuentro con Jesús ocurrió en el camino a Damasco (Hechos 9:1–19). Antes de eso, Saulo era un perseguidor activo de los cristianos. Pero tras oír la voz de Jesús y quedar ciego por tres días, se convierte en uno de los más grandes predicadores del evangelio.
La transformación fue tan radical que los cristianos al principio no podían creer que fuera real. Pablo pasó a escribir la mayoría de las cartas del Nuevo Testamento, estableciendo iglesias y dejando una huella profunda en la teología cristiana. Según fuentes históricas confiables, como Eusebio y Tertuliano, Pablo fue decapitado en Roma durante la persecución de Nerón, entre los años 64–67 d.C.
Su vida ilustra perfectamente cómo un encuentro con Jesús lo cambia todo. De perseguidor de cristianos, a ser perseguido por su fe.
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