Si logramos enseñarles a nuestros hijos el valor de la reverencia a Dios, habremos contribuido que logren temer a Dios mucho más.

Seguimos con la serie:

“PRODUCIENDO LO BÁSICO”


 

Hijos que reverencian a Dios

En sus mentes debe estar bien arraigado el concepto de quién es Dios, sean salvos o no convertidos.

En otras palabras, la continua conciencia de Dios como el único Ser Supremo, el Omnipotente, el Omnipresente, y el Omnisciente.  Aquel del cual nadie se puede esconder.

Ese conocimiento que lleva al ser humano a percibir la grandeza Divina, la gloria y la excelencia del Señor, por encima de todo.

La percepción de sus maravillas plasmadas en la Palabra y su incuestionable soberanía sobre todo el universo.

Esto trabajará como un freno a la iniquidad, por el temor que infunde; e inspirará a la reverencia a Dios, la cual se reflejará en su conducta en casa, en el culto y donde sea que vaya.

Muchos quienes gozaron de una experiencia gloriosa en el Señor, fueron inculcados desde su niñez a la reverencia a Él cuando aún no eran salvos, lo cual sirvió para despertarlos más tarde al arrepentimiento.

Este fragmento acerca de la reverencia a Dios es un extracto del libro “PRODUZCAMOS LA TIERRA DE MIEL”.

EL siguiente canto, nos ayudará a reconocer la supremacía de Dios en nuestros corazones.