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4 Principios Fundamentales para Crecer Espiritualmente de Verdad

crecer espiritualmente

Si anhelas crecer espiritualmente y no quedarte estancado en una fe superficial, este artículo te llevará a reflexionar profundamente sobre tu relación con Dios y lo que Él verdaderamente espera de ti. 

La vida cristiana no es estática. Desde el momento de nuestra conversión, comienza un proceso continuo de transformación y crecimiento. Este crecimiento no es opcional, sino un mandato divino. Tal como lo afirma el apóstol Pedro:

Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
2 Pedro 3:18

El verbo crecer en este pasaje está conjugado en modo imperativo. Es decir, no se trata de una sugerencia ni de una opción para los creyentes más entusiastas. Es un mandato divino. No es: “Si te parece bien” o “si te da la gana”, sino: “¡Crece!”

1. ¿Por qué es importante crecer espiritualmente?

El Salmo 92 nos recuerda que el crecimiento es parte natural de la vida del justo:

El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes.
Salmo 92:12–14

El crecimiento espiritual, al igual que el físico, es una señal de vida. Lo que está vivo, crece. Si no hay progreso espiritual en nuestras vidas, debemos examinar seriamente por qué estamos estancados.

Un creyente que solo puede hablar de victorias del pasado —de hace 5, 10 o 20 años— necesita preguntarse si ha seguido avanzando. El caminar cristiano debe ser “de gloria en gloria”, creciendo y profundizando continuamente. Como respondió aquel arquitecto famoso cuando le preguntaron cuál era su mejor obra:

No sé todavía. No he terminado.

En otras palabras, lo mejor está por venir. Y ese debe ser también nuestro enfoque; nuestra vida espiritual debe progresar, no quedarse atrapada en el pasado.

Además, Hebreos 5:12 nos confronta directamente:

Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios…
Hebreos 5:12

Un niño espiritual no puede cuidar a otros ni reproducirse espiritualmente. Aunque tiene los “órganos” necesarios, no está lo suficientemente desarrollado. Dios no puede encomendar tareas de responsabilidad a creyentes inmaduros. Tal como no le entregaríamos las llaves de un coche a un niño, así tampoco Dios le confía obras mayores a quienes no han madurado en la fe.

Tu potencial en el Reino de Dios depende directamente de tu capacidad para crecer espiritualmente. Cuanto más madures, más útil serás para el Señor.

2. ¿Cómo ocurre el crecimiento espiritual?

Aunque todos reconocemos que debemos crecer, la verdadera pregunta es: ¿Cómo?

En 1 Corintios 3:6–7, Pablo ofrece un principio clave:

Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.
1 Corintios 3:6–7

Esto nos recuerda que el crecimiento lo da Dios, no nuestro esfuerzo personal. Jesús también lo enfatizó en el Sermón del Monte al preguntar:

¿Quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Mateo 6:27

No se trata de forzarnos a crecer, sino de crear las condiciones adecuadas para que Dios obre.

3. ¿Qué condiciones permiten crecer espiritualmente?

Dios es quien da el crecimiento, pero nuestra diligencia y participación son necesarias.
2 Pedro 1:3–5 nos enseña este equilibrio:

Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder… Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento…
2 Pedro 1:3–5

Dios ya ha provisto todo lo que necesitamos para crecer: Su Espíritu, Su Palabra, Su gracia. Pero tú debes ser diligente. La actitud pasiva no funciona. Como bien dijo una experta jardinera a un cliente que quería un jardín “automático”:

Sin jardinero, no hay jardín.

Lo único que crece por sí solo es la maleza. Si no cultivamos intencionalmente nuestra vida espiritual, el descuido en nuestro proceso de crecer espiritualmente traerá decadencia.

4. Cuatro prácticas esenciales para crecer espiritualmente

Aquí están cuatro prácticas fundamentales que crean las condiciones donde el crecimiento espiritual puede darse:

A. Comunión íntima con Cristo

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Juan 15:5

Nada puede reemplazar el tiempo a solas con Jesús. Ni la asistencia a servicios, ni la actividad ministerial. La intimidad con Cristo es la raíz del fruto espiritual.

Hechos 4:13 muestra que la comunión íntima con Cristo transforma a las personas de forma evidente. Aunque Pedro y Juan eran hombres sin educación formal, su relación cercana con Jesús era tan clara que todos lo notaban. Así también, cuando cultivamos una verdadera intimidad con Cristo, nuestra vida lo refleja sin necesidad de títulos ni discursos.

B. Contemplación constante de Cristo

Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen…
2 Corintios 3:18

Cuanto más fijamos nuestros ojos en Jesús, más nos parecemos a Él.

El crecimiento espiritual ocurre al contemplar su gloria de forma constante, no ocasional o superficial. El mayor anhelo del creyente debe ser parecerse a Cristo, y esto no se logra con esfuerzo humano, sino mediante la llenura del Espíritu Santo.

Es cuando cedemos el control de nuestra vida que Él nos purifica de la naturaleza pecaminosa y nos transforma a su imagen. Esta llenura no debe demorar tres meses, tres años ni treinta, sino que puede suceder tan pronto cuando rendimos todo a Dios.

C. Alimentarse de la Palabra

Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.
1 Pedro 2:2

La palabra de Dios es alimento. No podemos crecer si no comemos. Leerla, estudiarla, meditarla, memorizarla: todo esto forma parte de una dieta espiritual saludable. Una fe débil a menudo es reflejo de una alimentación espiritual pobre.

D. Andar con gigantes espirituales

El que anda con sabios, sabio será;Mas el que se junta con necios será quebrantado.
Proverbios 13:20

Esto significa rodearse de personas maduras en la fe, aquellas cuya vida refleja sabiduría y profundidad espiritual. Dios nos diseñó para crecer en comunidad, no en aislamiento. La comunión con otros cristianos nos anima, corrige, fortalece y reta.

Según Proverbios 13:20, quien anda con sabios se vuelve sabio. Esto aplica también al crecimiento espiritual: si te rodeas de creyentes firmes, crecerás.

Pero si no tienes acceso directo a esas personas, hoy existen muchas formas de exponerte a su sabiduría: libros, audiolibros, predicaciones grabadas y estudios  bíblicos en línea. Haz clic aquí para acceder a nuestra mega galería de prédicas y estudios en línea. No importa si no te gusta leer; puedes escuchar mientras viajas o haces tus tareas diarias. Lo importante es ser intencional al buscar ambientes que te desafíen a crecer espiritualmente. 

¿Estás creciendo?

El crecimiento espiritual no es cuestión de tiempo, sino de intencionalidad. No importa cuántos años tengas en la fe, si no estás cultivando tu relación con Cristo, alimentándote de Su Palabra, contemplando Su gloria y caminando en comunión con otros creyentes, simplemente no estás creciendo.

Recuerda:

Lo que está vivo debe crecer. Y lo que no crece, muere lentamente.

Dios desea usarte para grandes cosas, pero solo puede confiar grandes responsabilidades a cristianos maduros. Como dijera Pablo a los Corintios, el crecimiento no depende de quién planta o riega, sino de Dios, quien da el crecimiento… pero Él no lo hará sin ti.

¿Deseas crecer espiritualmente?

Empieza hoy con estos pasos. La madurez en Cristo está al alcance de todos, pero requiere decisión y constancia para crecer espiritualmente de manera sólida y constante.

Si deseas aprender más y crecer en tu relación con Dios, te invitamos a participar en nuestros Estudios Bíblicos Virtuales. Congregarte, incluso de manera virtual, te ayudará a fortalecer tu fe y a comprender mejor su voluntad. También puedes unirte a nuestras reuniones de oración y cultos de prédica semanales. Haz clic aquí para más información

Este contenido fue inspirado por una predicación del pastor Wesley Jones. Puedes escuchar el mensaje completo aquí.

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