A los 9 años, la niña Tary decidió volver a servir a Dios, sin embargo a los 6 años ya lo había dejado y sabía que estaba mal con Dios. Sorprendente declaración, ¿no es así?
Se le preguntó en cuanto a la profunda confusión y falta de entendimiento que hay en el mundo sobre qué es la salvación y la hermana Tary respondió que la salvación del pecado es cuando por hacerse efectiva la obra de Cristo en el calvario, ni el pecado, ni la naturaleza carnal, ni el diablo, ni la corriente del mundo tienen poder sobre la vida del ser humano.
Añadió que cuando esto ocurre, uno tiene la libertad de hacer lo que es correcto, de hacer la voluntad de Dios, y uno no tiene esa fuerza desde adentro que lo lleva a pecar.
Mencionó que cuando alguien se está ahogando y está todavía en la corriente de agua, no está salva. Cuando la persona está fuera del poder de la corriente de agua que lo está arrastrando, entonces está salva.
Así mismo, uno queda fuera del dominio del diablo, de la naturaleza carnal, del pecado, por la obra que Cristo hace en el individuo al morir al pecado, al venir el Espíritu Santo a morar en el individuo, uno queda libre de esa influencia, ya no está pecando, ya no está entregándose a la corriente del mundo y mucho menos el diablo tiene poder sobre uno, sino que uno está bajo el régimen de la gracia, en Dios.
Ella conoció a Jesús en su niñez. La primera vez que fue salva, fue a los 4 ó 5 años, pero quería hacer lo que le daba la gana y recayó, es decir, no siguió el camino de Dios.
Luego volvió al camino a los 9 años y decidió ponerse en serio con Dios. A esa corta edad, decidió dejar el pecado los malos pensamientos el espíritu de la rebeldía y hacer lo correcto.
Sin embargo, a los 6 años ella ya sabía lo que era bueno y lo qué era malo y sabía que el estar salva era vivir una vida de obediencia a Dios por medio de sus padres.
Ella estaba bien clara con su entendimiento acerca de Dios, ya que le registra que era rebelde, respondona y se entregaba a pensar cosas que no eran correctas. Aún de niña, ella sabía lo que era tener cargo de conciencia y no tenía paz.
En casa su padre les hablaba sobre la naturaleza carnal, el cual muchos también conocen por el viejo hombre. En su niñez leyó mucho Romanos 7 y Romanos 8. Sus padres le decían: “dile No a Tary, dile Sí a Dios”.
Hoy en día ella considera estar llena del Espíritu Santo y se remonta a los 10 años, en donde determinó tomar la cruz. Recuerda momentos en que resistía la tentación de quedarse callada y no responder a sus padres, y se comenzó a manifestar la templanza, la guía el Espíritu en su vida y la paz de Dios.
Ella manifiesta que Dios honra a los que le honran, ya que supo poner a Dios en primer lugar aún en su carrera universitaria, la cual en algunas veces presentaba un conflicto con la asistencia a los cultos en las noches en la congregación donde asisten. Por lo cual, después de consultar con sus padres y su pastor, decidió hacer los ajustes necesarios para no perderse tantos cultos y aún así, pudo concluir su carrera aniversaria.
Al preguntarle sobre por qué está salva, ella respondió que está convencida que esta es la mejor calidad de vida, el mejor estilo de vida. Ella sabía que podía hacer lo que le daba la gana en la escuela, pero sabía que no le convenía. Hoy en día, sabe que puede entregarse al placer, sabe que puede irse a la discoteca, bailar y vestirse como se viste el mundo, pero también ve que aquello traería un vacío tremendo en su corazón.
Hoy en día, su utilidad en el Reino de Dios está en el ministerio de la música, la oración y la consejería. Tanto su familia como ella se dedican a cantar y ministrar a personas dentro y fuera del pueblo de Dios. Han visitado hospitales, personas enfermas, ancianos han ministrado constantemente por medio de la buena música cristiana.
A veces también dirige cultos de oración y la primera parte de algunos cultos.