Simpatizar: sentir simpatía.
Simpatía: inclinación afectiva entre personas.
Inclinación: afinidad, atracción hacia una cosa, compenetración, encanto, relación, apego, concordancia.
¿Te has preguntado por qué hay momentos en los que se te hace tan difícil hacer un cambio, dejar de hacer algo o poder alejarte de esa persona que te está afectando y no te permite acercarte más a Dios?
A continuación, extraje una experiencia del libro “Experiencias Personales del Hermano S.O. Susag” por la que fui inspirada a escribir este artículo.
Echando fuera demonios
En un culto realizado en Chicago, había una mujer poseída por demonios, y quería ser librada.
Siete ministros, cuatros varones y tres hermanas, trabajamos con ella por más de una hora, pero sin éxito aparente. Tratamos de imponerle nuestras manos, pero los demonios dentro de ella nos pateaban las manos.
Grandes bultos sobresalían de su cuerpo, de sus hombros y cuello, tan grandes como una manzana de buen tamaño. Entonces los ministros nos fuimos aparte para consultar entre nosotros mismos—para ver si lo que impedía echar fuera estos demonios radicaba en nosotros, entre nosotros—para asegurarnos de tener completa unidad y acuerdo en nuestro medio; y pudimos ver que había perfecta unidad.
Siendo este el caso dijimos: “Tenemos que obtener la victoria; los espíritus inmundos se tienen que ir”.
Regresamos donde la mujer, y laboramos, oramos y reprendimos al enemigo por casi tres horas, pero sin obtener resultado alguno.
Entonces el hermano dijo: “Aquí tiene que haber alguien en la capilla simpatizándose con ella”.
Empezamos una búsqueda por todos lados para saber dónde estaba el problema y detrás de unas puertas plegadizas en el cuarto de oración encontramos a un hombre.
El hermano Knight le pregunto: “¿Qué hace usted aquí?” El hombre pregunto: “¿No puedo quedarme aquí?” Pero le dijeron que se fuera enseguida y se fue.
Entonces trancamos las puertas de la capilla y en unos cuantos minutos la mujer fue liberada.
Ella tuvo que irse a casa, porque su esposo salía a trabajar a las cuatro de la mañana, pero él regreso al día siguiente y fue gloriosamente salvo.
Como cristianos, a diario nos enfrentamos a situaciones, luchas, atravesamos tentaciones, y toda serie de momentos que nos servirán, ya sea para acercarnos más a Dios o alejarnos más de Él.
Pero así como a diario enfrentamos diferentes situaciones, existen ciertas cosas que personalmente toman un largo tiempo para obtener victoria sobre ellas o simplemente soltarlas, con tal de agradar y obedecer a Dios.
Hay muchos momentos en los que Dios puede brillar más a través de nosotros, puede usarnos más, su gloria se puede manifestar más, pero es obstaculizado por algo o por alguien, y por más simple que parezca a nuestra vista, para Dios no lo es, y con Él no puede haber absolutamente nada incorrecto porque así no podrá obrar a través y en nosotros.
Dice que había alguien simpatizando con ella (con los demonios).
Ahora, ¿Qué hay en tu vida?
¿Qué cambios que Dios te ha revelado debes hacer y aún no los has realizado?
¿Existe alguna persona de quien debes alejarte o dejar ir?
Y así podríamos seguir preguntándonos sobre aquellas cosas que Dios nos ha estado hablando por mucho tiempo, pero que cada vez te preguntas; ¿Por qué es tan difícil o por qué me está tomando tanto tiempo?
Hay que escudriñarse y cuidadosamente, porque en muchas ocasiones es porque hay algún gusto, algún anhelo, algún deleite en hacer eso o estar con esa persona, algo que te hace sentir bien, que te da placer, y en ESO está el obstáculo, en eso está el peligro, porque sin darte cuenta estás simpatizando con el diablo, con la carne, y aun así te preguntas por qué no puedes parar de hacerlo, por qué no puedes dejar de hacer tal cosa, por qué no puedes alejarte de esa persona.
Dice en 1 Corintios 10:21,”No podéis beber de la copa del Señor y la copa de los demonios, no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios”.
Con Dios es una cosa o la otra, no podemos esperar que Dios responda a nuestras oraciones, que Dios haga los cambios, que Dios abra las puertas, si estamos participando de algo no santo o incorrecto.
1 Timoteo 5:22 dice “…Consérvate puro”, y son estas cosas que hacen que nuestras ofrendas a Dios, nuestras acciones, nuestra actividad en la iglesia, NO SEAN GRATAS y Dios NO LAS ACEPTE; y por más alboroto que hagas, Él no las va aceptar… porque debe ser puro, sin mancha, intachable, de otro modo no será aprobado.
2 Pedro 1:4 “…participantes de la naturaleza divina”. Dios nos ofrece todo lo santo, todas sus riquezas, nos ofrece ser partícipes de su naturaleza, Él nos da victoria, nos da sus fieles promesas, nos llena de su gracia y nos capacita para soportar toda situación e incluso nos da la salida a toda tentación, prueba o enfermedad, PERO, de nuestra parte tenemos que asegurarnos que no haya nada en nuestras vidas en la que estamos simpatizando con algo carnal o maligno.
¡Esas cosas que te mantienen inseguro en tu relación con Dios, hay que trabajarlo lo más antes posible, la clave o llave a solucionarlo está en TI. Dios te puede guiar, te pueda dar recursos y el valor, pero debes tomar acción TÚ!.
1 Crónicas 28:9 “…porque Jehová escudriña los corazones de TODOS y entiende todo intento de los pensamientos, si tú le buscares, lo hallarás, mas si lo dejares, Él te desechará para SIEMPRE”.
Deja que Dios te escudriñe y diga lo que debes hacer para que así, Él se manifieste plenamente a través de ti para esta humanidad, y seas también vencedor contra todo y en todo.
La decisión es tuya. Pero no tienes todo el tiempo, actúa ¡YA!, y Dios te ayudará. No en vano dice una canción; “Si haces lo mejor, el resto lo hace Dios”.